lunes, 31 de enero de 2011

MI CARTA MAGNA

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Hoy la Iglesia Universal, Madre y maestra, nos ha puesto, de nuevo, frente al espejo.
La lectura de las Bienaventuranzas, en el Evangelio de este domingo, nos ha vuelto a confrontar con nuestra realidad y nos ha vuelto a cuestionar, si nuestras vidas son coherentes con lo que decimos que somos.
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Acerca de las Bienaventuranzas; se han sacado conclusiones muy diversas, unas buenas y otras que, a mi modo de ver, no lo son tanto.
En especial, me refiero a ciertas épocas de la historia, en las que parecía que las prédicas iban encaminadas a empujar a los fieles a la más absoluta resignación terrenal. Como si los que lloran, los que sufren, o los que tienen hambre, tuvieran que estar abocados a conformarse porque solo serían aliviados y saciados de sus penas y necesidades en la Jerusalén celestial…
Creo que, aquellas interpretaciones, aún seguras de buenas intenciones, eran erróneas.
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Claro que, los cristianos hemos de esperar el mejor de los futuros; pero... también está claro que ninguna de esas bienaventuranzas, nos llaman al apaciguamiento ante la injusticia; ninguna de estas grandes lecciones del Maestro nos llama al conformismo; Jesús no nos dice que renunciemos a la rebeldía de lo que está mal.
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No hay en este mundo persona más rebelde, más contracorriente que Jesús de Nazaret.
Hoy el mundo nos enseña que para ser felices hemos de ser como esos VIPS que se pasean por los diferentes platós de televisión, exhibiendo sus joyas, su poder y si es necesario sus intimidades. Para este mundo es más feliz quien más tiene.
Pero… Jesús, hoy, nos ha vuelto a decir que el mundo está equivocado.
Sí…, Jesús, se ha subido a la montaña, hoy otra vez y nos ha dicho que solamente podemos alcanzar la felicidad en la medida que vivamos al estilo del Evangelio: Es decir..., ¡Vivir la vida al revés del mundo!:

- VIVIENDO la fidelidad a la propia vocación, a la palabra dada, a los compromisos adquiridos.
- EXPERIMENTANDO la entrega incondicional a los demás, buscando su bien.
- VALORANDO a las personas no por su categoría, sus posesiones, su edad o su belleza sino por que son mis hermanos, seres humanos; hechos a imagen de Dios.
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La felicidad no es tener, dominar, ni siquiera disfrutar... sino: AMAR Y SER AMADO. Bienaventurados, afortunados, felices, los que así lo entiendan porque ellos, habrán encontrado la libertad y el camino directo al cielo.
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Las Bienaventuranzas son LA CARTA MAGNA del cristiano.
Pero no admiten ni subterfugios, ni componendas. No son para esos que se sienten tranquilitos con cumplir con unas cuantas devociones y no son capaces una sincera conversión, de un cambio radical que les lleve a vivir la fe con todas sus consecuencias.
Las Bienaventuranzas exigen transformación; por eso, hoy, no me puedo irme sin un buen propósito.
Por tanto... ME PROPONGO, buscar, siempre, la felicidad.
Quiero la felicidad, la mía y la de cualquiera que se cruce conmigo, en la calle o en mi HOJA.
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Aunque de ningún modo voy a renunciar a exponer mi libre pensamiento, ni a denunciar dentro de una crítica constructiva lo que, en mi opinión, crea conveniente…
ME COMPROMENTO, en poner atención y empeño en que nunca salga de este blog una mala palabra mía, -para nadie-. Renuncio al odio y a la revancha. Desde ahora, siguiendo la lección de la montaña, siempre me preguntaré:
¿He buscado la VERDADERA FELICIDAD hoy?
¿La he buscado en la pobreza, en el dolor, en el perdón, en la necesidad???
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Hoy…. las bienaventuranzas, han vuelto a espolear mi vida y me han recordado mi vocación a la libertad.
Hablo de esa libertad, -la de los grandes bienaventurados-, esa que nadie puede arrebatar. San Pablo la experimentó, y siempre se sintió libre, aún encadenado fisicamente.
Creo que al final… para alcanzar esas cotas de LIBERTAD ABSOLUTA, todo consiste en asumir y encarnar las bienaventuranzas, que no son otra cosa que el mejor método para saber desengañarse de todo y fundarse solo en Dios, sin amargura, sin recriminaciones, sin fantasías, dejándole reinar a ÉL, toda nuestra vida, ¡completamente!
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7 comentarios:

Militos dijo...

Yo también voto SI a esta Carta magna. Precisamente acabo de escribir en Facebok algo así como esto:
Aunque no seamos pobres, no estemos encarcelados, no enfermos, no suframos, no lloremos..., también seremos bienaventurados si siempre somos MISERICORDIOSOS.

FELICIDADES POR ESTE GRAN COMIENZO DE SEMANA.

BESIÑOS

Angelo dijo...

Ayer mi hijo mayor vino de misa triste, nos comentó que el sacerdote en la homilía dijo algo que no le gustó y que le dieron ganas de replicarle. (son de esos que hay que seguir rezando para que sepan leer el evangelio a la luz de Cristo) "papá ha dicho que no le gustan nada las bienaventuranzas""que las encuentra repulsivas" "que son de una exigencia tremenda"Y yo le contesté ¿Y Cristo crucificado? antes de la Resurrección hay que estar clavado. En fin, sigo opinando como tú. Una carta magna, una guía que al menos a mí, me consuela enormemente y que me hace no temer a las exigencias. Para mí las bienaventuranzas sí son una belleza.
Off topic: Gracias por este video. Recuerdo el día que me lo regalaste.No lo olvido

Joan dijo...

Plenamente de acuerdo, Arcendo. Un saludo y, como dicen los italianos, "tante cose belle" (muchas cosas hermosas)

Anónimo dijo...

Con la fuerza y unción del Espíritu Santo!
Un abrazo cumpa!

Militos dijo...

Qué gran video.
Tampoco quiero esperar más, si sabre yo que el tiempo es tan corto.
Dios quiera que al llegar ese día verdaderamente, nuestro nombre sea nuestra virtud.

BESIÑOS DE LUNES y otra vez a empezar.

gosspi dijo...

Completamente de acuerdo contigo Arcendo. Las Bienaventuranzas son para tenerlas incrustadas en el corazón y a partir de ellas buscar la felicidad y la Libertad, porque estan ahi esperandote.
Yo las he podido oir en el Monte de las Bienaventuranzas en Galilea y jamas lo olvidaré.

Kara dijo...

Las Bienaventuranzas son el consuelo del alma ante las dificultades. Un beso ¡¡¡

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